Retrato de la fundadora del sitio Yogisa: Isabelle Fayolle
Amante de la naturaleza, Isabelle Fayolle es profesora de yoga apasionada por la nutrición y la ciencia.
Era natural que le hiciéramos algunas preguntas personales sobre su práctica de yoga que hoy compartimos con ustedes.
¿Cómo lograste cuidarte?
Tuve la oportunidad de crecer en el Pirineo, en un entorno protegido. Siempre me ha encantado hacer actividades al aire libre. Pero también quise dejar mis montañas desde muy joven. A los 17 años conseguí una beca para estudiar en Alemania, me hizo crecer, saliendo a afrontar la realidad de la vida. Luego pasé por momentos bastante delicados. ¡Y a los 20 años hice y aprobé un concurso para ingresar a la función pública! Llegué a París y rápidamente comprendí que no sería en este camino donde iba a florecer. Pero tenía muchas ganas de probar suerte, de participar en otras competiciones. Para ayudarme durante este período hubo grandes encuentros pero también... el descubrimiento del yoga. Esto me permitió comenzar una relación más armoniosa con mi cuerpo, aprender a gestionar mis emociones (aunque todavía me queda un largo camino por recorrer...) y además, ¡la práctica del yoga me ayudó a escalar! Esto me permitió gestionar mejor mi aprensión y ganar flexibilidad: 2 ventajas para la escalada.
Pero lo que el yoga me dio principalmente fue, muy rápidamente, el deseo de transmitir lo que aprendí de esta práctica. Como siempre dije “¡me hizo sentir tan bien que no podía no compartirlo!”
Luego cuando decidí enseñar yoga también seguí estudios de naturopatía lo que me ayudó aún más a ver al ser humano como un todo. Y es esta visión tan holística del yoga la que me gusta compartir.
¿Qué práctica para tu bienestar?
Un yoga que se adapta a mis necesidades. Nada loco ni extravagante, sino más bien una cuidadosa atención a mis movimientos y a mi respiración. Es en el vinyasa yoga donde más me encuentro, ¡aunque cada yoga aporta algo! Probablemente porque esta meditación en movimiento me recuerda a la montaña, a la escalada y son deportes que me hacen mucho bien.
¿Cuál es el ritual de tu práctica?
Me gusta mantener mi práctica simple, incluso minimalista: una colchoneta (¡o no, de vez en cuando cambia!), bloques de corcho, por qué no una correa. Si no tengo nada a mano, ¡me encanta usar mis diccionarios en lugar de bloques! Y en los días soleados debo confesar que aprecio el lujo de poder practicar en un parque, cerca de mi casa, frente al lago Lemán: ¡un retiro personal!
¿Qué obtienes de esto?
Un momento para un descanso. Así veo mi práctica. Un descanso que luego se infunde en mi vida y me permite aprender a gestionar mejor mi estrés y a estar más presente.
¿Qué llevas en tu bolsa de yoga?
Varias colchonetas, bloques, por supuesto, correas, mi cuaderno donde apunto escrupulosamente todas mis sesiones y un libro. Me encanta vincular el yoga y la lectura, por eso termino mis clases leyéndoles a mis alumnos una breve cita o un pasaje de un libro que me inspire.
¿Cuál es tu objeto/accesorio favorito?
¡Los bloques! Fue mientras tomaba clases de yoga Iyengar que finalmente me di cuenta de que los bloques no eran "para principiantes", sino un activo esencial para todas las prácticas. ¡Me aporta más creatividad y juego! Aprender jugando es realmente muy importante y mucho más divertido.
¿Cuál sería tu consejo para Tayrona Yoginis?
Mantenlo simple. El yoga no requiere ni el cuerpo de un bailarín ni la destreza de un acróbata de circo. Es una vuelta a uno mismo, a la sencillez, a la respiración.
¿Dónde/cómo practicas?
A menudo en casa, en mi salón, en los días soleados al aire libre, y preferiblemente temprano en la mañana... Soy madrugador (pero me acuesto como las gallinas) y me encanta despertarme con una serie de meditaciones y ¡yoga!
¿Cuál es tu mantra/frase favorita?
Esta es una cita de Oscar Wilde: “Siempre debes apuntar a la luna, porque aunque falles, aterrizarás entre las estrellas”